Nos hacemos viejos. Europa envejece, y
Galicia todavía más, y más deprisa. Cada vez tenemos menos hijos y cada vez
vivimos más. Si se mantiene la actual tendencia España será la segunda
población más envejecida del mundo en el 2050. Esta realidad se podría paliar con
la llegada de inmigrantes que vendrián si, y solo sí, la coyuntura económica fuera favorable (y no lo es desde 2008), y si se le ofrece un entorno agradable y con
incentivos para trabajar y desarrollar su vida, pero la tendencia de los gobiernos
del PP y del PSOE es espoliar a los ciudadanos a base de impuestos, para mantener
el status quo de la clase política, sin proceder a las reformas del Sector
Público tan necesarias y imprescindibles (simplificación administrativa, menos
intervencionismo, adelgazamiento de la Administración...)
Dado que las pensiones van a depender de la
población activa existente en cada momento, tenemos que estudiar la pirámide de
población de España en los años 1995, 2005, 2030 y 2050.
Está señalado de color violeta oscuro la
población no activa, niños y jóvenes hasta 25 años, y personas de más de
65 años. En violeta claro la franja de edad de 60 a 64 años, dado que tenemos
que recordar que la pensión media en España está en 63 años (dado que se incluyen
jubilados anticipados, y personas que acceden a una pensión de invalidez). Así
mismo, la incorporación al mercado laboral se venía haciendo en una media de 25
años. La población activa, en disposición de trabajar son las franjas de edad
desde los 25 años hasta los 60-65 años.
Si prestamos atención a la pirámide de
2005, que con las correspondientes modificaciones puede ser también la de 2013,
vemos que el grueso de la población está en la franja de edad que puede trabajar.
En este caso no debería haber ningún tipo de déficit de la seguridad social,
dado que disponemos de una población activa muy numerosa, y aunque la población pasiva
sea creciente, todavía son muchos menos. Olvidamos que existe un desempleo del
20-25%, tasa de desempleo mucho mayor que las economías más desarrolladas de nuestro
entorno y que es debido a varios factores:
- Muy alto nivel impositivo, entre las que destacan el impuesto al
trabajo que son las cotizaciones sociales.
- En España estamos a pagar a energía más cara de Europa.
- La voracidad del sector público y de la deuda pública que llega en los
Presupuestos del Estado para 2014 casi al 100% del PIB.
Pues bien, en el sistema no están
entrando nuevos cotizantes debido al desempleo que está a sufrir la
población comprendida en esas franjas de edad. También hemos de tener en cuenta
el porcentaje de población con algún tipo de invalidez.
En las pirámides poblacionales previstas
para los años 2030 y 2.050 comprobamos que disminuye la población existente en las franjas
de edad de la población activa, aproximándose en los años 2030 como una enorme ola
ya a las edades de jubilación, y que corresponden con el Baby Boom de los años
60 y 70.
También sorprende que la población de
menos de 10 años es muy reducida. Pero lo que más sorprende es la magnitud de la
población que tendrá más de 60 años, que serán demandantes de prestaciones de
jubilación, que deberán ser pagadas por las franjas de edad de la población
activa, que serán progresivamente menos, adoptando a pirámide a forma de Pirámide inversa.
Y las tres franjas en las que hay más población
son las correspondientes de 24 a 34 años. Por tanto, dentro de 20-30 años, tendremos
a esas franjas tan pobladas como solicitantes de prestaciones de jubilación,
que deberán ser pagadas por las franjas de edad que hoy tienen menos de 10 años.
¡Y son muy pocos!, y los mayores de 60 años serán –seremos- muchísimos.
El sistema de pensiones de la Seguridad
Social es un sistema piramidal esquema Ponzi, que es, en esencia,
errado, dado que parte de presupuestos que no son ciertos, que son MENTIRA
y son los siguientes:
- La economía crecerá siempre,
- El número de nuevos cotizantes siempre aumentará
- Podemos desvincular la evolución de las cotizaciones del importe de las
pensiones.
¿Son ciertas esas afirmaciones?
¿Estas premisas son creídas por los que
defienden el actual sistema de reparto?
Pues bien, si la conclusión es que ni ellos
creen en esas premisas, pero las siguen a repetir, estamos ante una FALACIA,
es decir, ante una ESTAFA.
Un sistema de pensiones como el que existe
actualmente en España se le llama Sistema de Reparto, dado que parte de
la premisa de que con las cotizaciones obligatorias que se le imponen a los
trabajadores y las empresas, se pagan las pensiones existentes en ese momento.
Nosotros proponemos la instauración en España
de un sistema de pensiones llamado Sistema de Capitalización, en el que las
cotizaciones obligatorias impuestas a los trabajadores y a las empresas se depositan
en un Fondo individual propiedad del trabajador en el que se van generando
intereses, y que al final de su vida es dedicado a pagar la pensión del trabajador
titular, y en el caso de que no lo gaste, pasaría para sus herederos como una
parte más de su herencia. Entendemos que un sistema de Capitalización de
pensiones podría darle a los pensionistas una Pensión mucho más alta de la que
perciben actualmente, suponer una menor carga para el Estado, y establecer unas previsiones para los futuros pensionistas más certeras y creíbles.
En el siguiente apartado vamos a comparar
ambos Sistemas de pensiones.
Criterios para evaluar un sistema de
pensiones.
Cualquier sistema de pensiones, tiene que
responder a las siguientes cuestiones:
1.- ¿Es viable y sostenible en el tiempo el
Sistema de Reparto de pensiones?
Tenemos un sistema de Reparto de pensiones,
que antes de cualificar como justo o injusto, eficiente o ineficiente, hemos
que determinar si es viable y sostenible en el tiempo.
Cualquier persona que estudie objetivamente
los datos sin anteojos ideológicos, e intentando ser honesto llega a la
conclusión de que el sistema de Reparto
de pensiones español está abocado a quebrar.
Usando las proyecciones más recientes de
población, e incorporando supuestos realistas de la evolución de parámetros
macroeconómicos cruciales, tales como el crecimiento del empleo, del Producto
Interno Bruto y de las remuneraciones reales, se llega a la inequívoca
conclusión de que el sistema actual no es viable en el medio plazo, manteniendo
las reglas actuales, en particular las de cotizaciones
y cuantía de las pensiones.
El régimen de reparto logró mantener un
precario equilibrio financiero en los últimos años, durante los años de
expansión económica explicado en gran parte por el significativo incremento que
registraron las cotizaciones correspondientes a los afiliados activos, e también
por un mayor aporte estatal al sistema. El primero responde a mayores tasas de
cotización y la subida de los salarios, mientras que el segundo se debe a mayores
desembolsos que afrontó el fisco español como cotización de los desempleados y
aporte para complementar aquellas pensiones que están por debajo de los mínimos
garantizados. Es claro que las tasas de cotización no pueden seguir creciendo.
Además, los salarios más altos de los
últimos años se transformaran inevitablemente (si las normas existentes se
mantienen) en pensiones más elevadas en el futuro, que el régimen de reparto no
podrá asumir. La posibilidad de incrementar los aportes del Estado
permanentemente al sistema parece altamente improbable, dada la montaña de deuda
pública española y el elevado déficit fiscal que es registrado hoy.
El déficit del sistema de pensiones crecerá
exponencialmente en los próximos años para llegar a ser de 5,5 millones de
pesetas (del año 1994) en el año 2025, es decir, un 37% del gasto en pensiones
ese año.
El hecho inmutable y que condena a la quiebra,
a partir de una perspectiva económica (incapacidad para cubrir los beneficios
prometidos a partir de sus propios recursos), al sistema de reparto en España es
la tendencia demográfica. El descenso de la tasa de natalidad y el
progresivo envejecimiento de la población, hará que cada vez sea menor la
proporción de trabajadores activos y jubilados. Como, en un sistema de reparto,
los primeros financian las pensiones de los segundos, la carga se hará
insostenible. Si continúa a aumentar el impuesto sobre la contratación de los
trabajadores, que eso significan las altas tasas de cotización de la Seguridad
Social, el paro causado va a ser todavía mayor.
El sistema actual hace que sea imposible
escapar de ese dilema: o aumento del paro o menores pensiones para los jubilados
actuales y futuros.
Mantener el sistema actual significa que
España necesita adquirir renta adicional sobre las actuales rentas (10,25% del PIB
en 2012), y la pregunta es:
¿De dónde obtendremos estas rendas
adicionales?
¿Subiremos más los Impuestos y contribuciones sociales?
¿Será que encontraremos nuevas fuentes de ingresos para mantener nuestro régimen de reparto de Seguridad social?
¿Pozos de petróleo no descubiertos todavía?
¿Subiremos más los Impuestos y contribuciones sociales?
¿Será que encontraremos nuevas fuentes de ingresos para mantener nuestro régimen de reparto de Seguridad social?
¿Pozos de petróleo no descubiertos todavía?
Poniendo puertas al mar.
Obviamente se pueden hacer ajustes en el
sistema actual, en la línea de los acuerdos de los llamados "Pactos de
Toledo", que significa siempre mayores cotizaciones de los actuales
trabajadores y pensiones más bajas para los futuros jubilados, como una forma
de reducir este déficit. Con todo, otros estudios concluyen que ninguna de las
modificaciones que fueron planteadas, por sí solas, pueden eliminar el déficit, y
mucho menos revertir su tendencia. Solo se puede atemperar su tendencia ascendiente.
Porque todos los estudios independientes
concluyen que los Pactos de Toledo son solo un paliativo a la crisis del
sistema, no elimina el enorme déficit que se va a producir en el sistema de
pensiones del Estado, solo lo atenúa por un tiempo. Pero, en pocos años, tendrá
que haber un segundo Pacto de Toledo. Y después, otro, y muchos otros.
Debe quedar claro que este Pacto consiste
principalmente en el mantenimiento del sistema de reparto y reducir los
beneficios para los futuros jubilados por medio de cambiar su fórmula para el
cálculo de la pensión y jubilación e incrementarles la edad de retiro.
Las personas tienen que ser conscientes de
que poner las pensiones en relación a la evolución económica, es poner un
parche al sistema , pero no lo convierten en viable, y al tiempo, el sistema se
convierte en un estado de “inseguridad
social”, ya que los trabajadores no sabrán nunca cual será su futura pensión, dado que estará en función de los futuros recortes en
el cálculo que los legisladores irán decidiendo para atrasar las
crisis sucesivas.
En el marco de los llamados “Pactos de
Toledo”, y debido a una situación excepcional de superavit y para garantizar la
viabilidad del sistema de pensiones español, se pensó en ¡realizar aportaciones! desde los Presupuestos generales del Estado
para (1) amortizar el déficit que venía arrastrando el sistema de la Seguridad
Social y (2) crear un Fondo de Reserva para garantizar la “viabilidad del
sistema”.
Pasando al Fondo de Reserva, este fue creado con
los superavit conseguidos desde 1999, hasta 2011, cuando alcanzó un total
acumulado de 66.800 millones de euros, cantidad que, a pesar de las declaraciones
triunfantes de los políticos, no daría para un solo año de pago a los
pensionistas.
Desde entonces, el Fondo de Reserva
comenzó a disminuir debido al déficit que viene soportando España en 2012 e
2013, pero, además, el Fondo está amenazado por la decisión del Gobierno de
usar este Fondo de Reserva para comprar deuda pública del Gobierno español para
esconder el déficit del Estado. De hecho, hoy día 1 de octubre de 2013 leemos en
los periódicos que en el mes de junio de 2013 se usaron 4.500 millones de euros
del Fondo de reserva para pagar las pensiones, y que ahora en el último
trimestre de 2013 se usarán otros 6.148 millones de euros por el mismo motivo. Hoy
de los 66.800 millones de euros de 2011, pasamos a 59.385 millones
en 2013.
La composición de las inversiones del Fondo
era en 2007 la siguiente: 50% en deuda pública española y 50% en deuda pública
de países europeos, pero, desde entonces, vendió casi todos sus activos en deuda
externa y invirtió en deuda del gobierno español, cuyo porcentaje es hoy
del 97%. Hoy, la posibilidad de un rescate a España parece más alejada
que hace 12 meses, pero no es una posibilidad poco probable, y, en el caso de
un rescate, significaría que el Fondo de Reserva sufriría una
quita semejante a la quita que le están haciendo a la deuda pública griega.
Por causa de esa decisión política de invertir
en deuda pública española, la evolución de la rentabilidad del Fondo de Reserva
también sufrió una evolución negativa. La tasa media de rentabilidad es como sigue:
2000
|
4,78%
|
2001
|
4,32%
|
2002
|
3,27%
|
2003
|
2,31%
|
2004
|
2,02%
|
2005
|
2,02%
|
2006
|
2,27%
|
2007
|
3,79%
|
2008
|
3,79%
|
2009
|
0,64%
|
2010
|
0,36%
|
2011
|
0,80%
|
2012
|
0,19%
|
Si hoy tuviéramos que acudir al Fondo de
Reserva, tendríamos que “vender” los activos en el mercado internacional. El 97%
es Deuda Pública española... ¿Quién la compraría?
Inevitablemente, si se mantiene este
sistema, el cobro de las pensiones futuras será cada vez más restrictivo, y
todo tenderá a que la pensión media sea más pequeña.
España gasta más del 35,9% del PIB en su modelo
de pensiones de reparto. En concreto y con los números de los Presupuestos
Generales del Estado para 2014, el gasto en pensiones será de 127.483 millones
de Euros. Recordemos que el Fondo de Reserva está limitado hoy a 59.385
millones en 2013: No daría ni para pagar 6 meses de las pensiones.
Mirando cara atrás, vemos que el sistema tiende
a ser gestionado de forma poco responsable: entre 2001 y 2011 , con una
inflación acumulada del 30%, la cuantía de las prestaciones aumentaron un 63%,
mientras que el número de jubilados creció sólo un 7%. Mirando cara al futuro, la
situación no es esperanzadora: los gobiernos Zapatero y Rajoy fueron obligados
a reconocer que el modelo es insostenible sin atrasar la edad de jubilación y sin
reducir la cuantía de las pensiones.
2 -. ¿Es viable y sostenible a lo largo del
tiempo el sistema de Capitalización de pensiones?
El Sistema de Capitalización de pensiones
consiste en ahorrar de las aportaciones para contingencias comunes para cada
trabajador, poniéndolo a su nombre en un Fondo individual, y que será
administrado por Gestores de Fondos de reconocida solvencia y acreditados. El
Capital o renta que el trabajador tendrá al fin da su vida laboral tiene su origen
en:
• Las aportaciones obligatorias realizadas
a lo largo de su vida, por la empresa o por el empleado.
• Las aportaciones voluntarias hechas a lo
largo de su vida.
• Los intereses generados sobre el tiempo
de capitalización de los valores citados, y los intereses generados por el
mecanismo del interés compuesto.
Por tanto, estamos a hablar de Fondos
reales y existentes, y no de valores futuros que dependan de ingresos
futuros, que, a su vez, dependan de la evolución futura de la economía y del
empleo.
3 -. ¿Qué influencia e impacto tiene en la
sociedad el sistema de Reparto de pensiones?
El sistema de Reparto empeora la competitividad
das nuestras empresas, dado que el sobre coste que sufre el trabajo –vía
cotizaciones- se tiene que compensar con salarios más bajos de los trabajadores,
para equilibrar el valor de productos de otros países que no padecen un coste
tal elevado en su fuerza de trabajo. El sistema de Reparto do sistema de
pensiones es un coste inasumible para los trabajadores y para la economía del
Estado. Las consecuencias del actual sistema de reparto son:
Las pensiones serán progresivamente más
reducidas. La cuantía media de las pensiones
necesariamente será menor a medida que se va saturando el sistema, que dependen
exclusivamente de las cotizaciones existente en el momento de su pago, y debido
a que el aumento del número de contribuyentes es inferior al aumento del número
de jubilados, e también la tasa de incremento de los salarios es el techo de un
posible aumento de las pensiones en un sistema de reparto maduro.
Perjudica al empleo. El
sistema de reparto es financiado por las contribuciones existentes en cada
momento y son percibidas como un impuesto sobre la contratación, y exigen una
muy alta tasa de contribución (contingencias comunes solo 28,3 %, y la tasa de
contribución total sobre 40%). Distorsiona el mercado de trabajo y dificulta la
creación de empleo.
Perjudica al ahorro y causa más
dependencia de los malvados mercados financieros internacionales. Con
una tasa de impuestos tan alto, el ahorro no es posible, y, por tanto para cualquier
préstamo que precisen los individuos y las empresas deben acudir al mercado
financiero exterior, que desconoce más y es más desconfiado que las entidades
financieras domésticas.
Aumenta el poder del Estado en la economía
y en la sociedad. El Estado controla la prestación de
pensiones y centraliza todas las contribuciones e impuestos, decide en lo que
se invierte, con la carga de ineficiencia y egoísmo que comporta, y también es
un medio fantástico de controlar la sociedad civil. ¿Cuántos de nosotros invertiríamos
todos nuestros ahorros en Deuda Pública española en el año 2013? El Estado
invirtió el 98% del Fondo de Reserva en Deuda Pública española.
Perjudica la productividad del capital. Al
no haber ahorro, y precisando más capital para satisfacer las necesidades de financiamiento
y de funcionamiento del Estado, el nivel de impuestos aumentará, y de toda la deuda
de la sociedad será predominantemente Deuda
Pública y no Deuda Privada para
financiar objetivos de inversión y las necesidades de los ciudadanos.
Convierte el sistema de pensiones en un sistema
clientelar de caciquismo. Las pensiones dependen de decisiones políticas,
aumentando la incertidumbre de los actuales y futuros pensionistas dando lugar
a conductas irresponsables y haciendo de las pensiones un tema de debate en
curso.
4-. ¿Qué influencia e impacto tiene en la sociedad
el Sistema de Capitalización de Pensiones?
Aumenta las pensiones. Las
pensiones son más elevadas, ya que dependen del dinero ahorrado a lo largo de la
vida de trabajo, más los intereses generados por esas cantidades. Además, la rentabilidad
de una cartera de inversión de un sistema de capitalización privado será ciertamente
mayor que la tasa de crecimiento de los salarios en un período de 40 años.
Aumenta el empleo.
Un sistema de capitalización que es financiado por el ahorro obligatorio de los
trabajadores, es percibido como propiedad
individual no como un imposto sobre la contratación de trabajo. Además, el
sistema puede operar con una tasa de ahorro obligatoria bien por bajo de la tasa
de contribuciones exigen que el sistema de reparto. Por tanto, se elimina una
distorsión en el mercado de trabajo que dificulta la creación de empleo.
Aumenta el ahorro. Al
imponerse una tasa mínima de ahorro y al crearse incentivos para el ahorro
adicional y voluntario es altamente probable que el resultado sea un aumento del
ahorro nacional, sobre todo se el Estado colabora reduciendo gastos
innecesarios como una contribución al financiamiento de la transición.
Mejora la productividad del capital. Al
asignarse este ahorro a través de mercados de capitales competitivos y
transparentes sin ninguna obligación de dedicarlos a financiar el gasto público
o el Déficit Público, mejora la eficiencia del proceso ahorro –inversión en la
economía.
Potencia la tasa de crecimiento del PIB,
debido al aumento del ahorro y del empleo y al aumento de la productividad del
trabajo y del capital.
Reduce el poder del Estado en la economía. Al
traspasar al sector privado el control de los recursos asociados a la provisión
de pensiones, la reforma implica una gigantesca descentralización del poder desde
el Estado para la sociedad civil.
Despolitiza el sistema de pensiones. Como
el nivel de la cuantía de las pensiones ya no depende de decisiones legales, la
cuestión deja de ser un problema permanente en la discusión política,
eliminando las incertidumbres de los actuales y futuros pensionistas.
Estimula una cultura de trabajo
estimulador del ahorro y disciplina la gestión económica pública. Como
los trabajadores pueden proyectar su vida de jubilación como la prefieran (edad
de retiro y cuantía de la pensión de jubilación), lo que estimula el ahorro y
el esfuerzo personal como factores decisivos para lograr objetivos personales
para la vejez. Además, el vínculo que se crea entre el valor de la cuenta
individual y el buen funcionamiento de la economía, hace que los trabajadores
se impliquen en la buena conducción de los negocios y de la economía.
5 -. ¿Es el sistema de reparto de
pensiones un sistema justo?
No es un sistema justo. Justicia
es dar a cada uno lo suyo y el retorno de la pensión está basado en la decisión
política, y no en base a las aportaciones efectivas realizadas por los trabajadores.
Y la decisión de los políticos se basa en la rentabilidad política a través de
la promoción de decisiones irresponsables y populistas, según la lógica
perversa del sistema es para perjudicar la gran mayoría de los contribuyentes
para favorecer los jubilados que en el border
line do sistema: los que non contribuyeron suficientemente, y los privilegiados
por el poder político: Diputados y Senadores que aceden a la pensión máximo con
solo 7 años, sacerdotes y religiosos que acceden al sistema sin cumplir la exigencia
del tiempo de cotización, los ferroviarios, y los mineros, que pueden jubilarse
a los 55 años, el personal de vuelo, toreros , artistas, personal Estatutario
da Seguridad social, trabajadores marítimos, miembros de la policía vasca...
El pecado original del sistema reparto es
que no hay una conexión directa entre el esfuerzo del ahorro, y la pensión que
se obtiene por ese esfuerzo.
Este sistema es un sistema injusto,
profundamente injusto, en el que los políticos pueden capitalizar el dinero
ajeno, con un único criterio de búsqueda de su ventaja política, y eso pasa por
maltratar a los que pagan, y beneficiar a ciertos colectivos con la falsa excusa
de la solidaridad.
Pero aunque no hubiera grupos privilegiados
(y por tanto, todos os demás perjudicados) seguiría siendo un sistema injusto,
dado que es atribuirle la carga de las pensiones (de la población que percibe
pensiones) a las generaciones activas que están realizando cotizaciones, y eso,
con independencia de que sean más o no, y con unas cuantías fijadas por la generación
anterior, y no por la generación que está efectivamente pagando las pensiones.
6- ¿Es el sistema de Capitalización de
pensiones un sistema justo?
La Justicia, según la antigua definición del
derecho romano, es el arte de dar a cada uno lo suyo. En este sentido, el
régimen de capitalización es absolutamente justo, en el sentido de que se
beneficia a todos os trabajadores de la misma manera, pues establece una
conexión directa entre el esfuerzo de ahorro para la jubilación y la pensión
que obtiene a partir de este esfuerzo.
La justicia no es dar a cada uno según su necesidad,
como pretenden algunas teorías marxistas ya que ignora el hecho evidente de que cualquier
bien o servicio tiene un coste, y debe ser pagado por alguien en algún momento.
El Sistema de capitalización es perfectamente compatible con una red
asistencial que proteja a los ciudadanos más vulnerables de la sociedad, pero
esta protección pública debe ser independiente del sistema de capitalización, y
su fuente de financiamiento deben ser los Presupuestos públicos, y en la cantidad
y en la extensión que decidan en cada momento los ciudadanos, ya que no es justo
o ético asignar a una futura generación un gasto que queremos hacer en este
momento.
7 - ¿Es el Sistema de reparto un Sistema
de solidario?
Este es uno de los activos que se le
presuponen al Sistema de Reparto. Este sistema pretende dotar de una Pensión adecuada
(se llama en el falaz lenguaje como pensión digna), independientemente del esfuerzo
ahorrador que hiciera a lo largo de su vida. Están establecidas medidas como “Valor
mínimo de las pensiones”, o las pensiones
No Contributivas. El problema con estas medidas sociales es que mezclan
Prestaciones que deberían ser estrictamente retributivas, con otras que
responden a otra lógica como es la asistencial, con la consecuencia de que nadie
sabe qué porcentaje de su pensión se debe a su esfuerzo o que porcentaje se
debe al esfuerzo de todos –Vía Presupuesto.
¿Porque es un sistema tan opaco? Para
evitar el riesgo de que la gente, los ciudadanos sean conscientes de lo que
pagaron en el sistema, y de lo que reciben a cambio, y mantenerlos en la creencia
de que le “deben” su pensión a los políticos.
8-. ¿Es el sistema de capitalización un
sistema solidario?
El sistema de capitalización no tiene que
ser solidario. Tiene que ser justo, claro y transparente. Sin embargo, es
perfectamente compatible con un sistema de Prestaciones sociales para los ciudadanos
más vulnerables que no fueron capaz de ahorrar. La gran ventaja es que quedará
perfectamente demarcada qué cantidad corresponde a los impuestos que pagamos
todos y qué cantidad corresponde al propio ahorro personal, sin que se le pueda
mentir a los ciudadanos.
Con esta limitación, el sistema propuesto
podría basarse en tres Pilares:
Pilar contributivo obligatorio: La
afiliación y cotización a este pilar es obligatoria para los trabajadores
dependientes (régimen general) y los autónomos (régimen de autónomos) cotizando
a una tasa siempre inferior a la actualmente vigente del 28,3 %.
Pilar Voluntario: El
Pilar Voluntario ofrece alternativas de ahorro adicional a la contribución
obligatoria, donde los trabajadores dependientes e independientes pueden ahorrar
sobre lo ya cotizado que le permitan mejorar supuestos futuros de su vida como
pensionista, como la edad de jubilación o aumentar la cantidad de su pensión.
Pilar Solidario: El
Pilar solidario se compone de aquellas Prestaciones que pudieran establecerse y
que conocemos como Prestaciones no contributivas, así como aquellos
Complementos de cuantía mínima, y que deberían financiarse exclusivamente a
cargo de los Presupuestos de las Comunidades Autónomas, vía impuestos.
9 -. Cual es la relación precio -retorno en
el sistema de reparto?
La pensión media en 2012 fue de 950
euros, aunque que las contribuciones a la Seguridad Social son realizadas
en torno al 28,3 % de los salarios de los trabajadores.
Para tener derecho a una pensión de 950
euros, tendríamos que cotizar a una base de 950 (actualizada) por 35 años. Es decir,
tendríamos que tener cotizado: (35 X 12 X 950 ) X 28,30 % = 112.917 euros.
El sistema afronta un problema de sostenibilidad
fiscal y no consigue garantizar una jubilación digna para nuestros mayores.
10 -. Cual es la relación precio -retorno
del sistema de capitalización?
En el sistema de Capitalización se hacen
contribuciones a un Fondo de ahorro que, a su vez, se incrementa con los
interesen generados por el propio capital aportado. En Chile, que es el país pionero
en el Sistema de Capitalización obtuvo un retorno medio de un 9% tras la
inflación, y, en ese caso, la pensión media en España sería 2.500 € mensuales.
Incluso partiendo de un resultado de un 50 % inferior, tendríamos una pensión
media de 1.250 € por mes que sería mucho mayor que la pensión media de 950 €
que obtienen hoy con el Sistema de reparto.
Un mileurista con un salario mensual de
1.000 euros estará cotizando a la Seguridad Social a unos 3.396 euros anuales
(exclusivamente por contingencias comunes). Los Mercados bursátiles mundiales dieron
entre 1900 e 2010, una rentabilidad media real (descontada la inflación) del 5,4%,
y sin contar con posibilidades de inversión más eficiente. Capitalizando esta
pensión anual durante 38 años con un interés medio del 5,4% tendría acumulado
un patrimonio de 450.000 euros, o una pensión mensual de 1.500 euros mensuales.
Para poner de manifiesto lo irracional del
sistema de pensiones español debemos describirlo aunque sea someramente, pero eso
será objeto de una siguiente entrega.
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